Mar de las Pampas, Buenos Aires

Despertando en la calidez del verano, unos kilómetros al pie de Villa Gesell, Mar de las Pampas se extiende en la serenidad del frondoso bosque de pinos y eucaliptos, y la satisfacción contagiosa de sus amplias playas doradas.

Majestuosamente tranquila y natural, la escasa edificación concretada en esta localidad bonaerense ha permitido la conservación de las dunas y ante-dunas. Densos espacios naturales completan el paisaje silencioso de la cautivante “ciudad sin prisa” que tienta al relax y el disfrute profundo en sus maravillosos balnearios.

Mar de las Pampas Buenos Aires

Lugar donde bosque, mar y médano se combinan en una perfecta mixtura de colores, relieves y desafíos, Mar de las Pampas ostenta un único parador playero que desde el amanecer hasta bien entrada la noche brinda excelentes servicios a los veraneantes. Tragos de lo más variados, comidas rápidas, licuados, platos tradicionales en la cena, espectáculos musicales de lujo, son algunas de las cuestiones de las que se encarga este parador, las cuales se ven profundizadas por el trato cordial y personalizado de sus encargados.

Juvenil, familiar, apacible, recreativa, natural y divertida, Mar de las Pampas comienza a situarse entre los destinos veraniegos más elegidos por los turistas argentinos.


Playas en Mar de las Pampas

Playas y bosque logran una conjugación sin par en Mar de las Pampas. A la vera del Océano Atlántico, más allá de la distinguida Villa Gesell, esta localidad veraniega cautiva con su serenidad suprema y sus espacios maravillosos. Lugar donde el verano se vive a pleno desde el incipiente amanecer hasta la noche estrellada, aquí nada perturba la satisfacción de las vacaciones.

Mar de las Pampas Buenos Aires

Contemplar la salida del sol desde las arenas es una tradición en Mar de las Pampas, que ya a media mañana se brinda perfecta para comenzar la jornada playera. Desayunos fortificantes a la orilla del mar; almuerzos rápidos para no perder la continuidad del disfrute del sol y el agua; sabrosas meriendas que prolongan la tarde; cenas tradicionales bajo el manto de estrellas que ilumina la playa; el único parador de esta villa balnearia hace posible el disfrute pleno y constante sin necesidad de alejarse de la costa.

Castillos de arena, actividades deportivas y recreativas, bronceados satisfactorios, fogones y guitarreadas, cada momento se torna único en Mar de las Pampas, la ciudad sin prisa de Buenos Aires.