Victoria, Entre Ríos

Desde tiempo inmemorial en estas tierras vivían los indio minuanes, cuyo asentamiento se cree duró hasta mediados del siglo XVIII. Su desaparición y paralela ocupación en forma irregular por otros grupos, en las cercanías del Cerro La Matanza, rememora la cruenta lucha por subsistir de los minuanes contra los españoles. A partir de 1870 estos grupos se fueron trasladando a un sector más próximo a la zona de riachos, estableciendo allí un Oratorio.

Ya en 1824, había sido determinado el alcance del éjido Municipal y en el año 1831 se promulgó el decreto que cambiaría su nombre original La Matanza por Villa Nuestra Señora de Arnazazú, o simplemente Victoria.

Victoria, Entre Ríos

La ciudad
Está ubicada al Sudoeste de la provincia en el comienzo del imponente Delta del Paraná, en medio del juego caprichoso de lomadas y cuchillas. Estas dotes geográficas con las que cuenta la ciudad logran panorámicas pintorescas y muy particulares.

Hoy Victoria es una perfecta amalgama de paisajes impregnados de la mística cultura de sus primeros habitantes, de relatos e historia de españoles, de época colonial y los vestigios de un esplendoroso pasado.


Termas en Victoria

El Complejo Termal y Parque Acuático de la ciudad de Victoria despliega toda su espectacularidad sobre un terreno perfectamente parquizado, con desniveles que permiten apreciar cada sector que ofrece y el inconmensurable Río Paraná como horizonte en donde culmina esta postal.

Al ingresar al predio de las Termas de Victoria, una avenida custodiada por altas palmeras recibe al visitante dirigiéndolo hasta una gran playa de estacionamiento que se ubica a la derecha del Pórtico de Acceso.

Atravesando esta pintoresca construcción, un colorido jardín bordeado por dos escaleras permite comenzar a disfrutar.

Victoria, Entre Ríos

Desde allí, un sendero en lento declive permite apreciar la gigante rana pintada sobre el suelo. Continuando, una fuente circundada por un óvalo de piedras expande finísimos destellos de agua en los que el radiante sol refracta dando como resultado un arcoiris al alcance de las manos.

Llegando al centro del complejo, un chorro de agua brota con gran energía desde un transparente lago, formando una fuente natural que a sus espaldas expone la inmensidad del Río Paraná.

A la derecha, un complejo de piletas circulares y serpenteantes, más pasivas para permitir recuperar el cuerpo y la mente, forman una isla en la que se ubica un bar rústico.

Es el lugar ideal para colmarse con los beneficios que las aguas termales aportan a la salud: descansar en los bancos sumergidos; deleitarse con los chorros de agua que provienen desde el interior y desde la zona rocosa de la orilla; dorarse al sol en cómodas reposeras y también compartir un refresco luego de atravesar las pasarelas de madera que conducen al bar.

Hacia la izquierda del complejo, lo primero que se destaca es la Administración y el Museo, que brinda información acerca del vital líquido. En el mismo sector, un conjunto de piletones de estilo agreste ofrecen las aguas de mayor temperatura y una de las mejores vistas al cercano e imponente Río Paraná.

Bordeados por piedras, que en algunas ocasiones interrumpen su oscura tonalidad con el verde característico de la vegetación lacustre, se pueden encontrar burbujeantes y cálidas aguas que forman varios jakuzzi al aire libre; formaciones rocosas que se internan en los piletones, provocando hermosas cascadas; y deck de madera que permiten disfrutar del sol cómodamente en este rincón de singular belleza.

Sumándose a los atractivos anteriores, en una de las zonas más altas, dos piletas recreativas de forma circular ofrecen sus cristalinas aguas para formar el tercer complejo de piletas, que se transforma en un balcón ideal para observar las maravillas que tapizan las Termas de Victoria.

Propicias para que los niños jueguen y se diviertan, son atravesadas por un puente que se apoya sobre dos paredones de piedra y permite llegar hasta la cantina, que se encuentra al otro lado.

Respetando el estilo que reina en todo el parque, en el sector central se ubica el restaurante y bar. Los techos tapizados con paja, las galerías de madera, y los grandes ventanales que permiten apreciar el paisaje lo transforman en un mirador del complejo.

Al frente se ubica el Parque Acuático recreativo que propone la diversión como consigna principal: los toboganes que culminan en estos espejos de agua convocarán a grandes y chicos en esta emocionante propuesta de las Termas de Victoria.

En el fondo del predio, los amantes de las actividades al aire libre encontrarán senderos especialmente diseñados para recorrerlos en apacibles caminatas o a través del enérgico footing; espacios verdes que instigan a sentarse y observar el momento mágico del atardecer sobre el Río Paraná; arboledas que brindan su sombra para descansar en un entorno que otorga el aire más puro.

Relajarse, divertirse y disfrutar, todo es posible en este destino único de la provincia de Entre Ríos que combina los beneficios de las aguas termales con el entretenimiento de un parque acuático y el encanto de un paisaje que se destaca por su brillante verde.